miércoles, 30 de junio de 2010

La vida en s@rdina.

España gana los partidos. No termina de ser deslumbrante, pero controla y da lecciones de técnica. Creíamos que el Mundial nos iba a hacer olvidar los problemas cotidianos, que iba a calmar el desasosiego producido por la canícula y, sin embargo, nos topamos cada vez más con nuestros males endémicos: una ciudad como Madrid se paraliza sin metro, a pesar de la red de transporte alternativo que presume tener, y salen a la luz algunos datos jugosos: si más de dos millones de personas se desplazan a su puesto de trabajo en una ciudad de casi seis millones quiere decir que prácticamente la totalidad de la población activa empeña cada jornada tiempo útil en moverse a trabajar. Es decir, que las empresas juegan no ya con las ocho horas legales sino con las dos extras del viaje. Si esto pasara en lugares donde las profesiones pueden disociarse del lugar de residencia es comprensible. Pero, en Madrid, que en cada esquina hay seis bares, ocho oficinas, dos empresas, un organismo estatal y algún que otro supermercado, ¿no se podría valorar a los candidatos por proximidad, ganando- además- la puntualidad en casos como éste?
Yo llevo toda mi vida soportando los retrasos de la RENFE, sometido a sus arbitrarios horarios y extendiendo o reduciendo mis actividades diarias según su caprichoso criterio. Ahora, valoro decidir por mí mismo cuando salgo y cuando regreso. Porque al final, como dice Savater, lo que uno quiere es volver a casa.

martes, 29 de junio de 2010

Madrid empieza por "M", de Metro.


Sólo por oir a Espe llamar "chantajistas" a los operarios del metro que han decidido suspender los servicios mínimos ya ha merecido la pena. Si encima consiguen lo que quieren me alegraré por ellos. Obligarles a cumplir con un servicio mínimo  que hace que su huelga resulte inoperativa no debería estar permitido. ¿Alguien se enteró de que ayer hubo huelga? Las huelgas son una herramienta de presión que tenemos los trabajadores para hacer valer nuestros derechos en un mundo controlado por las grandes empresas. Estos trabajadores deberían ser un ejemplo para los demás porque mucho se dijo acerca de la necesidad de adoptar medidas de control de las entidades financieras y nada se ha hecho... Aparte de reducir salarios de empleados, aplazar su jubilación, recortar gasto público... ¿Eso era lo que había que hacer? ¿Crearán esas medidas puestos de trabajo? ¿Si flexibilizamos los "ERE" por qué no flexibizar la supresión de servicios mínimos en una huelga?
Cierto que para los madrileños está siendo un caos. Esta mañana las paradas de autobús se han convertido en centro de empujones y atropellos. La cola del C2 iba desde la Ronda de Valencia hasta casi Santa María de la Cabeza. He tenido suerte de poder subirme al 27 después de ver pasar tres repletos hasta la bandera. A nadie le gusta tener el portátil de otro metido en su ojo o tener que olisquear el sobaco del vecino...
Pero, creo que todos debemos ser pacientes y mimar los brotes de insurgencia ciudadana. Sólo si nos unimos podremos presionar. Saramago decía: "Hay dos superpotencias en el mundo. Una es Estados Unidos y la otra eres tú: la opinión pública". Lo mismo que nos lanzamos a la calle contra la guerra de Irak deberíamos levantarnos y decirles a los representantes europeos (no nos engañemos: ni ZP, ni Mariano nos van a sacar de ésta) que estamos aquí, que queremos ser escuchados. Tenemos mucho que decir.

viernes, 25 de junio de 2010

Añoranza del Matatu.

Ahora que volvemos a llegar a fin de mes y que el viaje se queda en un puñado de fotografías sin revelar, me llegan noticias de una pareja que conocimos en Hanoi. Ella, Sueca, y, él, Australiano, dando la vuelta al mundo. Salieron de Suecia buscando destinos Europeos. Creo recordar que desde Grecia cruzaron a Turquía. (Siempre que pienso en esa frontera me acuerdo de "Seda". El libro de Baricco. Y visualizo el Mar Negro.) Nosotros coincidimos en Vietnam, en un tour (gafado) por la Bahía de Halong. Todavía paladeo aquellas patatas fritas de puesto callejero y el tortazo que me metió la abuela vietnamita... (¡Con sabor a coco! ¿Cómo las harán?) Desde Bangkok volaron a Australia, dónde han pasado varios meses con la familia de él. Ayer me la encontré en el facebook escalando con crampones el Perito Moreno... Si no hubiésemos tirado la toalla aquella noche de autobús en Ayutthaya quizá ahora andaríamos por Cuba. ¿Verdad, Canijo? Nuestro deseo era acabar el viaje allí, pero no nos cuadraba de ninguna manera. Una vez en África lo suyo era subir por tierra hasta El Cairo. ¡La desembocadura del Nilo vista desde el aire! Si, al menos, hubiésemos parado a ojear las pirámides... Tuvimos el tiempo justo de bajar de un avión y subir al siguiente.
Pero lo de Cuba... No era posible. ¿Cómo volver a Madrid para volar a Cuba sin ver a la familia? Si lo hubiéramos intentado via Frankfurt... Podría haber colado, ¿no? ¡Cómo se nota que sigo soñando! Aprovecho las pausas para imaginarme de nuevo metida en una furgonetilla infernal por caminos deserticos... Kazajistán, Uzbequistán...

Collage.

Sentada en un banco del Paseo de la Castellana, con un libro en el regazo, miro hacia arriba y veo las copas de los árboles. Las mece el viento. Hace calor, aunque anuncian chubascos. Llevamos un junio que parece abril. A mi espalda tres carriles, delante seis y más allá otros tres. Aún así mi pensamiento está en el botánico de Valencia. Imagino a mi madre con veintitrés años, sentada en un banco del jardín deslizando las hojas de los apuntes mientras pone cara de preocupación. ¿Cómo va a poder sacar adelante la oposición con una niña tan pequeña? Al menos duerme bastante, pero no come nada bien. Si no apruebo la oposición, tendré que buscarme la vida. La niña hace un pequeño ruido. Se sobresalta y mira dentro del carro. Sigue durmiendo...
Por aquel entonces vivíamos en la Calle Turia. Mi padre pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa y mi madre hacía lo posible por cuidarme y ocuparse de la casa mientras estudiaba. Recuerdo aquella finca como si todavía viviera allí. Lola, la portera jugaba conmigo a hacerse la indignada mientras yo le gritaba la consigna: "¡Lola, que su niño le llora!" ¿Cuál sería el sentido de aquella frase que me persigue? Cari, la vecina, me cuidaba por las tardes y Rebeca me guiaba por todo tipo de alegrías que no sabría enumerar.
Me gustaba disfrazarme y mirar por la ventana a los gatos que merodeaban por el jardín. Algún día me gustaría volver a Valencia y buscarme un alquiler por la Calle Turia. Cerca del Río Seco, enfrente del "Cote Ilés". Suena un claxon y vuelvo a la Castellana. Se me hace algo tarde. Pasa, cerca de dónde estoy sentada, un señor hablando por el móvil. Lleva en la mano un libro. Los ojos de una chica me observan desde la portada en blanco y negro. No consigo leer el título. Pasa otro chico, éste es joven. Lleva un pañuelo de seda granate con puntos blancos en el bolsillo superior de la chaqueta. Un duque en zapatillas converse... Es lo que tiene este barrio.

jueves, 24 de junio de 2010

El aburrimiento.

La conquista del aire.

"Y ahora ¿en qué consistía pertenecer a ese sector? ¿En no votar? ¿En comprar ropa en otras tiendas, o a veces en las mismas tiendas que la gente de derechas pero eligiendo modelos más discretos? ¿En conservar un rastro de mala conciencia cuando, pudiendo ir en metro, decidía coger un taxi? Ser de izquierdas, entre su gente, se había convertido en un ritual estético. Tanto ella como sus amigos mantenían buenas relaciones con la propiedad, con los pisos de sus padres que un día heredarían, con la casa que tarde o temprano iban a comprar... Todos se veían bien en el lugar que ocupaban. Aunque había algo aún más significativo: todos se habían situado en el presente de tal manera que no les fuese difícil imaginarse dentro de cinco años con más sueldo o más bienes, con más reconocimiento por parte de la sociedad que criticaban. Y, no obstante, todos eran de izquierdas, porque leían a ciertos autores, porque se vestían de cierta manera y porque no les sobraba el dinero, si bien sobrar era un verbo muy relativo. Y a lo mejor eran de izquierdas porque, pudiendo elegir, preferían al empresario público que al privado; pudiendo, claro, elegir. Y porque concedían a algún partido de izquierdas su voto testimonial.
Estaba siendo injusta, se dijo, los matices también contaban; contaba ser capaz de mantener un sistema de valores diferente y procurar aplicarlo, sobre todo, en los lugares de trabajo. Sin embargo, aun sin quererlo, le salía el verbo "procurar", como si ser de izquierdas consistiera en saber de antemano que sólo había que "procurar", que no había que conseguirlo."

Belén Gopegui
"La conquista del aire".    

Obrigados.

Al día siguiente, Saramago ya no estaba allí.
Todas las lecturas se quedaron huérfanas, inorgánicas, y el pasado se hizo pasado: fotos perdidas e inmóviles.
Fotos en blanco y negro que sólo reflejan paisajes y páginas que guardan recuerdos: el día que llegamos a La Habana, Pinochet acababa de morir y caminábamos confusos entre estatuas del Che y de Allende en la Avenida de los Presidentes. Toda la Avenida 23 se llenaba de gente haciendo cola para las proyecciones del festival de cine y nosotros descubríamos el camino desde Miramar al Vedado. De Buenavista a las librerías de detrás de los Cines Lara, los puestos ambulantes de tabacos y los cafés enfrente del remodelado Cine Infanta. Entonces descubrimos a Saramago: junto a la colección completa de Lenin o Bakunin aparecían ediciones escuetas de su biblioteca: evangelios,  ceguera, lucidez... y los futuros trenes interminables se convirtieron en conjeturas. El idealismo desaforado se acopló a las democracias occidentales mientras se perfilaba, intermitente como la muerte, el punto y final.

martes, 22 de junio de 2010

El circo de la realidad.

Y voy y me levanto cada mañana. Feliz y segura, paso del desayuno... Me ducho, mientras escucho, el recital de noticias de "En días como hoy" que me deja Alberto sintonizado. Así lo mismo me despierto en medio de una catástrofe natural en Haití, que negociando con sindicatos...
Ya tenemos reforma laboral hasta en la sopa, quieras o no, es como el mundial o las fallas, si te toca el casal en tu portal no hay nada que puedas hacer más que ponerte el blusón y los moños (con suerte llevas de esos laterales y te amortiguan un poco los petarditos) o mudarte a Las Bermudas.
Y allá voy, ¡menuda soy! Y qué le voy a hacer si la gente, me condenó al olvido, a ser autosuficiente. Si con esto sobrevivo que no es poco. Mejor solo, que mal acompañadoooooo... Lalai, la.
Y va pasando la mañana entre llamadas telefónicas, correos, mezquindades varias, y desayunos colectivos en la barra de aquel bar dónde te amé... Porque el amor es eterno (mientras dura) y, quieras o no, los gobiernos (todos) acaban abocados a cometer los mismos errores porque la propia definición de la política marca que no puedes dar la razón al contrario si quieres ganar escaños o arañar votos y porque el que nada hace no tiene miedo a equivocarse.
Dice la Ministra Salgado en la portada del Expansión: "No pensamos que la crisis fuera a ser tan profunda y tan larga". No sé qué entiende por larga... Ni quienes fueron sus asesores... ¿Los de Lehman?
Afortunadamente tenemos en cartelera películas como "Sexo en Nueva York 2" que nos recuerdan que no hay nada mejor que tomarse la vida lo menos seriamente que sea posible y pasarla entre botox y tiendas de Dior. Que como dice el Dragó: "¡Benditas contradicciones!" y como dice mi cuñao: "¡Ánimo!".

jueves, 17 de junio de 2010

Yo, Baobab.

Soy un árbol africano con forma de botella, aunque tengo familiares que son irregulares y están llenos de nudos.
A veces me gustaría ser como uno de ellos porque me parece que su apariencia, más rugosa, despierta el respeto propio de las canas. Al nacer era una semilla más bien chiquita y malucha, pero ahora ya mido 17 metros... La mayoría de mis amigos han llegado a medir 30 y, por eso, me llaman "Canijo". El diámetro de mi tronco supera los 11 metros (me voy a tener que poner a dieta), pero es que por esta zona hay muchos minerales ricos. Mi corteza es lisa y fibrosa. Las hojas sólo me brotan en la época de las lluvias, el resto del año lo paso pelao, como el Kiko.
Todas las especies damos frutos al final de la estación seca o principios de la húmeda. Yo suelo tener muchos y son como como un melón alargado. Las semillas son numerosas, grandes, con forma de riñón. Envolviendo las semillas hay una pulpa de color crema, cuya textura varía de terrosa a esponjosa.
Los baobabs adoptamos la forma de botella durante la etapa de madurez, a partir de los doscientos años. ¡Todavía soy un adulto joven! En buenas condiciones, sobre suelo arenoso, con un clima templado y lluvias entre 300 y 500 mm podemos vivir hasta 800 o 1000 años, aunque se habla de ejemplares que han alcanzado los cuatro mil años. No sé si yo llegaré a tanto... Escuché contar al viejo Baobab cómo algunos de nosotros nos ahuecamos al morir y así nos convertimos en grandes depósitos en los que se pueden llegar a almacenar más de seis mil litros de agua...
Una vez soñé que, convertido en gorrión, volaba muy lejos.
Quizá algún día el Baobab eche a volar, desde luego, yo, al morir, quiero ser Baobab y vivir en las tierras más inhóspitas del continente negro. Ver amanecer y atardecer sobre el poblado. Hacer algo de sombra a los cocodrilos que naden por las aguas cercanas a mi tronco.

Lirismo

La lírica puede tener una doble función: enseñar o deleitar. Es decir, algo productivo o algo obsoleto. El adolescente que encuentra en unos versos parte de su situación con respecto a la compañera del pupitre de al lado se decidirá por la primera opción: hacerse con un poema para ligársela y abandonar en adelante cualquier tipo de lectura. Otros, quizás, se quedarán con la segunda y aprenderán a disfrutar en soledad de sí mismos, del arte y del mundo cósmico en general. 
Cualquier acción cotidiana te ofrece esta alternativa: se puede dudar a la entrada del cine si apostar por una sesión de sensaciones estéticas con Tarkovsky o una de acción anfetamínica con Steven Seagal. 
Ayer la selección consiguió lo primero: aunque no trapasara la ridícula barrera suiza ni fuera su mejor partido, consiguió coser puntos y comas en el césped. Ahora nos queda saber si, por fin, nos quedaremos con la chica.

martes, 15 de junio de 2010

Cantando bajo la ducha.

Cuando terminé la carrera imaginé que ya había cumplido. Ese era el final del camino que me habían marcado: Colegio, Instituto, Universidad.
Pensé: "Ahora sólo tengo que encontrar trabajo, casarme, comprarme un piso y tener hijos".
A eso mi mente alocada le añadía escribir un libro y hacer viajes fantásticos a lugares deslumbrantes.
Nada más lejos de la realidad.
Cuando me vi por primera vez con piso, novio y trabajo, decidí que eso no era lo mio y mandé todo a "escaparrar" (como dicen en mi tierra). No me lo estoy inventando. Mis amigos y familiares podrían testificar.
Lo cierto es que, por suerte o por desgracia, la vida actual nos permite elegir. El primer mundo en crisis en que vivimos no deja de ser privilegiado. Hay distintas posibilidades laborales (aunque cada vez más escasas), distintas opciones de vivienda (para quién se lo puede permitir), mil opciones de pareja (cada día aumenta el número de divorcios), lugar de residencia, ofertas de viajes (sobre todo "low cost"), supermercados, coches, productos de higiene personal, restaurantes, teatros, libros, películas...
Estoy harta de leer artículos en los que el agobiado escritor se declara superado por las toneladas de libros y de oferta cultural que le rodea. No deja de ser una queja de ricos, porque en Uganda nadie sabía qué película era "Casablanca", ni había librerías públicas en cada barrio, pero ahí está y no deja de ser nuestra realidad diaria.
Un auténtico bombardeo de publicidad, cine, información mediática... Cada día nos vemos obligados a tomar decisiones a cada instante.
Una de las opciones actuales es el Blog. Te permite llevar un "diario" de tu vida, pero en vez de esconderlo debajo de la cama y cerrarlo con llave se publica a los "cuatro vientos" o a la red, que viene a ser la versión moderna de lo mismo. Ahora tenemos comentarios acerca de nuestras reflexiones de gente que no conocemos...
¿Pero no viene eso dado por el propio individualismo de la sociedad en que respiramos? Cada vez nos sentimos más solos y como decía Vicente Verdú en su "Capitalismo de Ficción" cada vez más deprimidos.  ¿Porqué no valorar cada cosa en su medida y aceptar que los blogs no dejan de ser una forma de expresión? Una fuente más de información que uno puede valorar o despreciar, etiquetar y desechar.
Como oí decir en una ocasión a Osvaldo Ciccioli: "Todos tenemos derecho a cantar, aunque lo hagamos mal... ¿Tú cantas en la ducha?".

La reforma laboral, en síntesis. Por Matías Vallés.

Artículo 1. La edad de jubilación se fija en 132 años. Si el trabajador falleciera antes –uno de los fraudes más frecuentes en el absentismo laboral–, el tiempo no cumplido será acumulado sobre sus herederos.
Artículo 2. La baja laboral por enfermedad sólo se concederá a partir de una pérdida acreditada de dos litros de sangre por hora. En caso de sufrir un infarto en el lugar de trabajo, el empleado será reanimado por sus compañeros, con voces del estilo de “Animo, Paco, que sólo es un sofocón”, acompañadas de tranquilizadoras palmadas en la espalda.
Artículo 3. Se mantiene íntegramente la indemnización de 45 días por año trabajado, por considerarse un derecho inalienable, pero esa cantidad será abonada a partir de ahora por el trabajador a su empresa, en compensación por la formación y trato recibidos.
Artículo 4. Una vez que se haya desprendido de toda su plantilla, una empresa podrá despedir también a los trabajadores de otras empresas sin relación con la suya, para agilizar así los flujos del mercado laboral.
Artículo 5. El salario mínimo interprofesional alcanzará su definición más exacta, un euro al mes. El salario máximo será el botín.
Artículo 6. Se mantienen sin variación los derechos a vacaciones, que serán disfrutadas cada año por un diez por ciento de la plantilla tras el oportuno sorteo, a fin de preservar la productividad.
Artículo 7. El arbitraje en caso de conflicto entre trabajador y empresa será resuelto semanalmente en el programa Sálvame de luxe, para soslayar los retrasos de las tramitaciones judiciales.
Artículo 8. Las pensiones para jubilados tendrán bidé y habitaciones de un mínimo de seis metros cuadrados.
Artículo 9. Serán despedidos todos los trabajadores que escriban artículos estúpidos ridiculizando una reforma laboral valiente, a la que nunca se hubieran atrevido los gobiernos del Generalitísimo Franco.
Firmado: José Rockefeller, ministro de Trabajo.

Matías Vallés
"La reforma laboral, en síntesis"
http://blog.diariodemallorca.es/alazar
Añadimos el link al blog. Así le seguiremos la pista...

Guerra al Blog, por Maruja Torres.


A veces, yendo por Internet de un blog a otro para hacerme con una dosis de malalecheína, tengo la impresión de que, parafraseando en mal rollo a Gil de Biedma, bien podemos decretar que navegamos entre las ruinas de determinadas inteligencias. Las de algunos Vigilantes de lo Ajeno aquejados de flojera de esfínteres informáticos. Parece mentira que algo aparentemente frío como la Red nos delate con tanta eficacia, con una pasión propia de la pluma y la tinta y los puñales emboscados. Por ese espacio libre e infinito proliferan caravanas de egos en todas las direcciones; si un día entran en colisión, no vamos a necesitar el Apocalipsis. Implosionaremos por una saturación de fuentes o una congestión de párrafos destinados a glosar eso, los escombros de las mentes de los bloggers y muchas de sus miserias.
¿De dónde sacarán las horas?, me pregunto. Matías Vallés, a quien rescato como modelo precisamente contrario de los que he mencionado, se limita a colgar en su blog Al Azar los afilados artículos que escribe para Diario de Mallorca; la web Diario Proactivo del Atlántico, que coordina Antoni Ramis, también suele poner ahí sus cosas: lo cual me ha permitido, por ejemplo, leer su resumen del año pasado, pieza de una sorna reconfortante que me perdí en su día por estar trotando por esos mundos. Bien, lo de Matías y otros pocos es un ejemplo de elegancia y concisión que pocos siguen. Lo más normal es que los egoblogs con columna fija en algún papel se reproduzcan –en todos los sentidos, me temo; no deja de ser lógico, en la era de la clonación–, se autociten, se autobombeen, se manden mutuamente besitos y se entreguen a la práctica de aburridas gallardas mentales que ningún buen periódico les permitiría publicar. Y entre los sobos informáticos a quienes devolverán con diligencia el magreo, gran espacio para el objetivo que nunca pierden de vista: la denuncia, la calumnia, el rencor y varios etcéteras más.
Me pregunto, insisto, de dónde sacarán el tiempo. Sin duda sufren la desazón del no ser, es la insoportable levedad del soporte, que cualquier virus puede torpedear, lo que les mantiene insomnes y atentos. Yo no me imagino a alguien que es y que seriamente escribe dedicando sus valiosas jornadas y su prosa a un desahogo bloguero índole Inquisición Sin Complejos, aunque es verdad que Internet ha abierto una puerta para la literatura que quienes poseen talento y son jóvenes sabrán aprovechar si poseen la bendición de la síntesis y el don de la elipsis, a falta de un editor inteligente.
Sin embargo, estos afanosos Conserjes Abiertos 24 Horas controlan y escriben sin pausas. Los imagino con un termo de café al lado, frotándose las manos, ojerosos, incapaces de separarse de las pruebas de los numerosos delitos que deben denunciar; listos para clavar la primera banderilla a las seis de la mañana. Qué esfuerzo, señor, lo que hay que sudar para repartir veneno. Aunque es cierto que más habrían sudado en los tiempos de mi tía Pérfida, que escribía a mano los anónimos e iba personalmente a depositarlos en el domicilio del destinatario, arrodillándose para deslizarlos por debajo de la puerta. Acabó con varias hernias discales y con no pocos matrimonios del barrio, disueltos por su maledicencia como azucarillos en Agua del Carmen, por continuar con imágenes de su época.
Antes –me refiero a antes de los blogs– nos enterábamos de que alguien se había cambiado de camisa porque le seguíamos en los periódicos. Pero no es lo mismo un artículo semanal que un diluvio de baboso entusiasmo cotidiano acerca de los diversos artículos semanales que ponen en circulación los afines. El trabajo periodístico se lee y se olvida, y hasta puede uno creer que el autor no es, en el fondo, tan borde como parece. Tal posibilidad de indulto se evapora con la meridiana y brutal revelación que constituyen los blogs. Así es como nos vamos enterando, por ejemplo, de que Mengano o Fulano, antiguos amiguetes, se han convertido exactamente en lo opuesto de lo que fueron, quisieron ser o creímos que eran.
La Red, a su manera, también denuncia al denunciante.

Maruja Torres
"Abierto 24 Horas"
El País 15/06/10

Feria del libro (II)

Nos guiamos por impresiones fugaces e imprecisas: el libro que sostiene la chica que se mete en el mismo vagón de metro, el periódico que hojea el señor de la barra, la ropa que viste la persona que nos atiende...
Con los autores u otros personajes más o menos públicos pasa exactamente lo mismo: creamos su vida en nuestra imaginación a través de rasgos novelísticos, nos ponemos en su lugar mediante sus personajes o, en definitiva, los adecuamos a nuestras preferencias y a nuestra personalidad.
La feria del libro te da la oportunidad de esclarecer ciertas dudas. Desde las más primarias, como el aspecto, hasta las más misteriosas. Este fin de semana repetimos itinerario con algo más de interés literario y menos de zoológico humano. Ahí estábamos Paco Marín con sus encargos bajo el brazo, mi padre con una mochila atiborrada de libros traídos a propósito desde los confines mateños y un servidor con la expresa indicación de dedicarme exclusivamente a olisquear.
Olisquear y, por supuesto, prejuzgar: encasillar por un par de segundos al responsable de todas esas palabras que engulles por gula, no por alimentación.
Ejemplos: Javier Reverte me pareció seco y serio; Elvira Lindo demostraba compasión hacia los que firmaba; Andrés Trapiello precía más un profesor de universidad en el pasillo que una estrella mediática; Dragó resultó ser simpático, cordial y hablador y Belén Gopegui se mantiene como una presencia interesante, tímida y a la que sólo le faltaba una infusión para imarginártela en un bar oriental de Malasaña.
Total, que sólo quedan esas vagas impresiones y el ánimo de seguir conociendo, al menos, su ficción.

miércoles, 9 de junio de 2010

Piscinas municipales (II)

Podríamos continuar esta saga de episodios veraniegos con la afirmación, más o menos precisa, de que una piscina municipal es una representación a escala del universo. Efectivamente: si la costa levantina es el modelo de la esencia española reencarnada en bolsas de patatas abiertas en forma de Z, litronas de cerveza en frigoríficos portátiles de propaganda, botellas de coca-cola bebidas a morro y cuchillo de palo acompañando el helado de barra, una piscina municipal en una ciudad es la muestra microscópica de la carcasa. La corteza del sentir popular. El sueño irrealizable de los condenados al asfalto. La máscara trágica de los castigados sin vacaciones.
El panorama de junio se fracciona entre los que aspiran a una distinción venidera y los que auguran un porvenir semejante. Los funcionarios que aguardan el agosto de playa y los inmigrantes que preven dos meses similares.
Los primeros se llevan el trabajo al césped: profesoras con exámenes por corregir esperando no encontrarse con sus alumnos, padres separados con la niña de fin de semana, mujer de hostelero y ama de casa fumando Ducados mientras se cuece al sol o ejecutivo ojeando los suplementos del periódico. Éstos disfrutan, sin duda, pero nada que ver con el resto: familias enteras de sudamericanos en juerga continua de sangría y cerveza en vasos de plástico, pandilleros juveniles de ligoteo permanente o marroquíes en la sombrilla liando canutos sin descanso. 
Una manera de vivir más: no todos somos Ana Botella y llevamos una cartera de Medio Ambiente o un Jesús Gil con jacuzzi, caballo y club de fútbol que aprovechar.

martes, 8 de junio de 2010

Piscinas Municipales - Primera entrega.

Cuando Alberto me dijo que había un pase para las piscinas munipales madrileñas me pareció una idea fantástica. Ya que no hay... ¡Vaya, vaya! Pues, al menos, rebajaremos los calores del asfalto al borde del cloro.
Con nuestra toalla a rastras nos fuimos a la que tenemos más cerca de casa. La cola salía por la puerta y llegaba hasta la esquina. Palidecimos. Menos mal que si tienes el pase entras sin más. ¡Uf!
Vestuarios, más o menos, y salida al exterior.
Me rio de los que dicen que Cullera y Benidorm están llenos en Agosto. El que haya dicho eso es que no ha pisado una piscina municipal en su vida.
En las piscinas municipales no hay amigos. Si estás en tus centímetros cuadrados de césped y llega alguien con la intención de plantar sus cachivaches en él: "¡Vade retro intruso!". Dentro del agobio, lo bueno es que no dejan entrar sombrillas. La fauna local va desde la tanoréxica de 20 años que se va con su tupper de carlotas y loción de coco, pasando por la madre de familia peruana con sus ocho niños y trenta bolsas de comida, hasta los matones del barrio. Si ves a seis tipos dominando el cotarro desde la sombra con su loro y cadenas de oro, procura arrimarte más al segurata que pasa por ahí.
De ser afortunado encontrarás un huequecillo en el que plantar los bártulos y acomodarte, si el polen te lo permite. El mejor momento llega cuando, tras luchar con la fila india de gente de las duchas y saltar por encima de los que están sentados al borde de la piscina, te metes en el agüita, fresquita... Y entonces... ¡BOOOOOMBA! No he mencionado a la chiquillería adolescente hormonada que recorre las instalaciones creando un constante zumbido de gritos y chapoteos.
Por cierto, la foto, que me gustó tanto porque la niña lleva un flotador como el que yo tenía de pequeña... Resulta ser Ana Botella. Es curioso hacia dónde nos va llevando la vida a cada uno de nosotros.

lunes, 7 de junio de 2010

Tururú (III)

Podéis tener Retiro, Casa Campo y Ateneo,
podéis tener mil cines, mil teatros, mil museos,
podéis tener Corrala, organillos y chulapas,
pero al llegar agosto, ¡vaya, vaya!,
aquí no hay playa.
¡Vaya, vaya!
No hay playa.
¡Vaya, vaya!

Feria del libro.

Para empezar, ypor si acaso, ríete de todo, porque nada importa nada. Ése es uno de los primeros mandamientos que prodiga Sánchez Dragó en su Sendero de la mano izquierda. Algo útil que puedes aprender cerca de mi hermano, por ejemplo, sin petulancias ni engalanos. No obstante, a punto estuvimos de comprarle el libro a su autor mientras cotilleábamos impúdicos lo que le soltaba a los lectores que se le acercaban o a una mujer que ejercía de discípula ciega y le reía o asentía cualquier cosa que dijera. Porque la Feria del Libro no es más que otro ejercicio de voyeurismo casero. De impresiones vagas que pueden llegar a condicionar tus futuras lecturas. Además, el fenómeno de ojear libros delante del autor impone respeto y algo más de vergüenza: nuestra madre nos enseño a no entrar con la compra en tiendas donde se vende lo mismo, pero no a saber decir "no" cuando el artesano te lo ofrece. Sientes la vulnerabilidad del ser humano, la inseguridad, la obligación o la modestia. El empujón a un soporte, según parece, en crisis.

Aun así, merece la pena ponerle volumen a las fotos de las cubiertas. Más si tienes la solvencia de hacerte con algún ejemplar y salir de allí como un niño con una piruleta esperando marcar las páginas. 
Tal y como lo hizo Celia, que empezó muy seria y se fue animando...

viernes, 4 de junio de 2010

Una web para Uganda.

http://www.woriuganda.com/drupal/?q=node/4
Quizá esté más rosa de lo que esperábamos, pero ahí está, que ya es mucho.
Hace meses, en Uganda (parece mentira), hicimos una entrada en el blog sobre una ONG que se llama WORI, lo que viene a ser "Iniciativa por los derechos de la mujer".
No hace falta que lo recuerde pero, como escribió Alberto en su día, "la mujer africana está levantando un continente dirigido por hombres" y, añado (esto me lo saco de la manga), su única recompensa es la satisfacción personal que les pueda reportar el sacar adelante a su familia.
Aquella tarde que pasamos con Rose, la directora de la asociación (licenciada de 24 años y visionaria), nos habló de su madre. Del ejemplo que había sido para ella ver cómo se hacía cargo de una familia numerosa tras quedarse viuda muy joven. Con su apoyo terminó una carrera y fundó WORI en colaboración con otras dos mujeres ugandesas.
Si algo tengo que decir es que iniciativas como estas merecen todo lo que se les pueda dar. Y, bueno, aquí va nuestro un granito de arena. La idea es que más personas tengamos acceso a su trabajo y que incluso nos animemos a pasar por Lubas Road, en Jinja, Uganda. Allí nace el Nilo y, de paso que vas, puedes hacer rafting por sus rápidos. Pero eso ya es otra historia.
Desde el blog, lo único que puedo es desearles suerte y, sobre todo, darle las gracias a Toni (el informático creador, con rastas incluidas) y a mi madre (¡y sus alumnos!) que organizaron un mercadillo con el que recaudaron el dinero para poder pagar la web.
Muchas gracias.

Historias de Madrid.

Si fuéramos Enric González y su mujer, Lola, podríamos llevaros de la mano por esta capital tan retratada; pero como no somos ninguno de ellos dos y nuestros trabajos flexibles sólo nos dan para pasar por el banco en la hora del desayuno, tenemos que ceñirnos a la realidad pura y dura.
Realidad, no obstante, alumbrada por la chispa cotidiana que enciende cualquier hollín aunque sea del tugurio de la esquina donde acompañan las copas con pipas rancias.
Realidad que, como el niño de la foto, te permite sentirte alegre y dicharachero siempre que lleves encima un par de botellas de vino.

Y, a pesar de ese polen traicionero que brota de los árboles invisibles de Madrid, todavía puede uno acercarse a la sierra y estornudar con fundamento. Desgañitarse con el pañuelo de forma plausible. Inhalar la fragancia de las gramíneas y pegarse un chapuzón congelado para pasar el mal rato: el efecto purificador del agua no da para más que cinco minutos sin rascarte los ojos.
Y si no estáis de acuerdo, coincidiremos- espero- en que sin sufrir el aire acondicionado del Cercanías ni el fragor de las circunvalaciones se puede uno acercar hasta el Retiro y pasear entre hordas de gente que hacen cola frente a su autor favorito. O desviarse del estanque y sus extranjeras en bikini para descubrir rincones ocultos con ciudades en miniatura en torno a un puente obsoleto o pagodas paganas en la esquina más alejada. Yo, con la excusa de ir a correr, vislumbro estos parajes entre dominadas y flexiones que me obliga a realizar mi entrenador personal, Pablo. Yo le hago caso porque- asegura- cada vez nos ponemos más fuertes y aguantamos mejor el partido de los martes. En fin, cada uno se consuela con lo que puede. A nosotros nos queda Madrid y sus alrededores, que tratan con pareja honestidad al de fuera y al de dentro y nos regala noches irrepetibles cuando menos esperas de tu ciudad y sus bares. Que, como Nueva York, Roma o Londres, es de todos y de nadie. Está en continuo movimiento y nunca se descubrirá a sí misma a menos que la volquemos varias veces y nos demos cuenta de que sigue completamente igual, por mucho granito que se empeñen en poner.